sábado, 2 de enero de 2016

Voces

Desperté después del medio día y Vincent se despertó con mi movimiento.

- Buenos días dormilona - me saludo con su radiante sonrisa.
- Buenos días - le conteste, me estire y salí de la cama.
- ya era hora, muero de hambre - comento levantándose - No abra nada bueno en este lugar ¿qué te parece sí comemos fuera? - me pregunto poniéndose los zapatos.
- bien, pero dame media hora, aun no he inventado a un personaje -  le conteste ya que aunque llevaba ropa de hombre aun lucia como mujer.
- ¿necesitas media hora para inventarlo? usa el ultimo que tenias, mi estoma no aguanta más - se quejo.
- ¡mírame! parezco mujer - me queje y él asintió con la cabeza.
- eres mujer ¿cuál es el problema? - pregunto fastidiado.
- una mujer con ropa de hombre - conteste lo obvio y Vincent se rio.
- bien, iré por algo mientras te personificas y comemos aquí - propuso él y yo asentí.
- estaré en mi cuarto -dije antes de salir de la habitación.

Algo que me gustaba de aquel lugar es que solía estar desierto, no había nadie en el corredor cuando cambie de habitación... pero no fui a mi habitación, entre a la habitación que le había pertenecido a William, y al abrir la puerta... bueno, la habitación no estaba vacía, alguien se hospedaba ahí, pero no estaba, la cama estaba distendida y había basura por todo el suelo, era alguien muy desordenado, no había estado en aquella habitación antes así que buscaba a ciegas y con poco tiempo, el inquilino podría regresar en cualquier momento, no había tiempo de buscar meticulosamente, así que hice una revisión rápida, pero no halle nada, Rendida entre a mi cuarto y me aliste.

Aquel traje me quedaba perfecto, no sé como Vincent habría adivinado mi talla, me peine y note que ahora tenía el cabello más largo, el tiempo pasaba distinto en las montañas, ni siquiera estaba segura de la fecha ya, me decidí por un joven de buena familia, la oveja negra que había sido expulsado de sociedad, esta vez venia de la ciudad.

Tocaron la puerta y abrí, era Vincent con comida en las manos, lo hice pasar y ambos devoramos la comida, en parte porque estábamos hambrientos y en parte porque era bueno comer algo más que manzanas. Cuando finalmente terminamos le dedicamos un momento a saborear la sensación de estar satisfechos.

- No recuerdo la última vez que comí así - le dije con voz de hombre, él volteo a verme incrédulo.
- Disculpe señor, creo que no nos han presentado - dijo jugando conmigo y sonrió.
- ¿donde están mis modales? disculpe, mi nombre es Josep y vengo de una acaudalada familia en la capital, familia de la cual no hablare - Conteste con toda elegancia, Vincent abrió aun mas los ojos ante mi actuación.
- De verdad luces como un hombre, no solo la ropa y el peinado, también la postura y ¡tu voz! ¡cielos! - exclamo impresionado.
- Mi don es la voz ¿recuerdas? - él mantuvo su sonrisa anonadado.
- Si no conociera tu voz real juraría que esta es tu voz - yo fruncí las cejas en respuesta.
- ¿mi voz real? yo no tengo una voz real, todas son mis voces - dije con otra voz de hombre, una menos ronca. - ¿creíste que aquella era mi voz? - pregunte con una voz de mujer que no había escuchado antes, una más suave y dulce, él abrió la boca en respuesta.
- pero... pero no pueden ser todas tus voces - reflexiono, yo sonreí, no sabía cómo explicarle aquello, así que intente ordenar mis ideas antes de continuar.

- Bueno, para ser mas precia, yo no tengo una voz, dominar mi poder para poder hablar me llevo mucho tiempo, así que fui muda por mucho tiempo... cuando hable por primera vez fingía se hombre así que la primer voz que utilice fue de hombre, pero no es que esa sea mi voz, es que no tengo una voz... o todas son mis voces, como te sea más simple entenderlo - trate de explicarle, él se quedo razonándolo un momento.
- o todas son tus voces o no tienes voz... - dijo mas para sí que para mí.

- no lo pienses demasiado, en realidad no tiene ninguna importancia - deje regresando a la voz de Josep - salgamos, tenemos que investigar el paradero de Marc - dije antes de levantarme, deposita la basura en su lugar y abrir la puerta, Vincent salió detrás de mi aun pensado en voz alta.

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