domingo, 3 de enero de 2016

el traje

Encontré a Vincent negociando con un hombre y me acerque de prisa.

- Nos vamos - le dije jalándolo del brazo.
- Tranquila, ¿todo está bien? - me contesto y enfurecí por su descuido al decir tranquila en vez de tranquilo, afortunadamente nadie lo había notado, lo solté y continúe caminando.
- ¿qué pasa? - pregunto caminando a mi derecha con desanimo.
- ¿de dónde sacaste este traje? - le pregunte, él se detuvo y yo me detuve con él.
- ¿por qué lo preguntas? -  pregunto volteando a verme.
- responde - le exigi.
- me lo io William - contesto despreocupado y yo di un paso hacia él.
- ¿y por qué me lo diste a mí? - le pregunte irritada, el vacilo antes de contestar.
-  él me pidió que te lo diera... él no quería perderte la pista, este es un traje único, no hay dos iguales, así te reconocería al verte - contesto al fin 'no hay dos iguales' pensé.
- pues resulta que él no es el único que podría reconocerme - le dije y continúe caminado, él me siguió.
- ¿a qué te refieres? -  pregunto preocupado, yo no estaba muy segura de contarle ahora, Vincent había actuado a mis espaldas, pero esa mujer era de armas tomar y yo podría necesitar su ayuda.
- me tope con una mujer, cree que soy William, creo que quiere su cabeza, me cito esta noche - le dije mirando el camino, él lo pensó un momento.
- No, no, no puede ser, nos desharemos del traje y tu serás alguien más, eso es todo, todo estará bien - me prometió y yo voltee a verlo sin dejar de caminar.
- creo que no me explique bien Vincent, la voy a ver esta noche - le asegure mientras salíamos de la plaza y continuábamos caminando por las calles sin dirección.
- pero acabas de decirme que quiere tu cabeza - se quejo, yo voltee al camino y asentí.
- es cierto, pero también tiene información de un chico, creo que podría ser Marc - le conteste.
- no, ni hablar, es muy peligroso, deja que William se encargue - concluyo, no se me había ocurrido hasta entonces que ellos seguían en contacto.
- ¿has visto a William? - le pregunte en forma de reclamo.
- no, no lo he visto, me dijo lo del traje después de la primera vez que trataste de venir a la ciudad - me respondió, yo ya no sabía si podía confiar en él pero si la lectura de expresiones que e había enseñado William era real él decía la verdad.
- ¡señor! ¡señor! tome, mire, tengo algo para usted - dijo un hombre acercándose corriendo a nosotros, el hombre lucia viejo, sucio y nervioso, estaba encorvado y tenia los dientes sucios y amarillos.
- no quiero nada, gracias - le conteste sin detenerme.
- no señor, espere, es gratis ¡gratis! tómelo por favor, es para usted - me rogo con desesperación despertando mi curiosidad, voltee a ver lo que sostenía en la mano y para mi sorpresa aquel era el reloj maldito que Edi me había pedido con tanta insistencia que me deshiciera - es de oro señor, tómelo ¡tómelo! - me suplico el hombre, entonces volví a verlo con más detenimiento... era el hombre al que se lo había vendido... él contraste era asombroso, había envejecido unos treinta o cuarenta años - un hombre como yo no puede andar por ahí con algo así, pero usted señor, un hombre como usted debe tenerlo - continuaba intentado convencerme.
- ¿me permitiría invitarlo a comer? - le pregunte con cortesía.
- ¡No! - grito enloquecido - no es necesario - dije intentando sonar mas cuerdo - solo tómelo, por favor, tómelo - seguía diciendo mientas lo agitaba en su mano.
- se lo del reloj - le dije mirando a este con desprecio - ¿quiere la comida o no? - le pregunte mirándolo a él de nuevo, él se apresuro a guardarlo.
- ¡sí! sí señor, gracias, muchas gracias - acepto y comenzamos a caminar, yo voltee a ver a Vincent.
- te veré después - le dije para que nos diera espacio.
- no lo creo Josep, por ahora no me separare de ti - dijo acoplándose al paso.

Fuimos a una fonda de por aquel lugar, cuando las personas que atendían notaron que se acercaba ese hombre estuvieron a punto de echarlo a patadas, pero cuando se dieron cuenta que venía conmigo se abstuvieron.

- ¿qué van a querer? dijo la camarera de mala gana.
- ¡todo! - se apresuro a contestar el anciano.
- yo solo un vaso con agua - le dije yo.
- ¿y para usted? - le pregunto a Vincent.
- también agua por favor - le contesto este, la mecerá se fue y regreso con dos vasos de agua, una jarra de Jamaica y un plato de sopa que el anciano devoró enseguida.
- ¿cuál es su nombre? - le pregunte al anciano, el sorbió hasta la última gota del plato antes de contestar.
- Pepe - dijo volteando a ver a la camarera impaciente de continuar comiendo.
- cuéntenos que paso después de que obtuvo el reloj - le pregunte afable.
- nada - dijo antes de comenzar a beber grandes sorbos el agua de Jamaica - por algún tiempo no paso nada, luego las cosas pasaron muy rápido... - dejo sus palabras en un hilo nuevamente volteando a ver a la camarera, así que aclare mi garganta para que prosiguiera - ... muy rápido, perdí mi empleo, a mi mujer, a mis hijos, mis amigos, perdí mi cabello... no sabía lo que pasaba o porque pasaba, entonces intente vender mi reloj para comprar comida, pero ellos sabían lo del reloj, ellos no quisieron cómpralo... desde entonces he intentado deshacerme de el... pero esta maldito... - dijo rápidamente lamentándose, entonces llego la mujer con un plato de arroz y huevos  el hombre se apresuro a devorar la comida sin molestarse en usar los cubiertos.
- ¿qué hacemos aquí? - me pregunto Vincent mientras el hombre se atragantaba en la mesa.
- escuchando una historia inverosímil - le conteste, él volteo a ver al hombre, luego a su vaso de agua y se dispuso a aburrirse.

Una mujer entro a la fonda, Vincent, Pee, yo y todos en aquel lugar volteamos a verla, de alguna forma su presencia era imponente, pero no como la mía, no era por usar un ostentoso traje, a decir verdad ella usaba ropa típica de la región, nada inusual, pero su presenciase se extendía en aquel lugar con un ambiente tranquilo y sereno. Ella hizo una inspección breve al lugar camino hacia la mesa en la que nos encontrábamos sentados y se detuvo.

-La fonda está cerrada - anuncio en voz alta, los pocos comensales que habían salieron sin terminar sus platos ni pagar la cuenta, pepe lamio apresuradamente el plato, saco el reloj y me lo ofreció una última vez, yo me negué a aceptarlo y para mi sorpresa la mujer lo tomo.
- ¡gracias! ¡gracias!-  dijo pepe saliendo despavorido del lugar, las personas que atendían también salieron y la mujer se sentó frene a Vincent y a mí.
- no eres la persona que esperaba ver - me dijo inexpresiva.
- ¿debería pregunta a quien esperaba ver? - le pregunte suponiendo la respuesta.
- debo admitir que me esmere mucho con ese traje ¿te ha traído suerte? - me pregunto dedicándole una cálida mirada al traje antes de verme a los ojos.
- ¿suerte? bueno, no sé como defina suerte - comente y ella se rio, miro el reloj en sus manos y me lo ofreció.
- también esto es para ti - dijo sonriendo, yo alce una ceja en respuesta denotando mi asombro - tranquilo, no te traerá mala suerte, le traerá mala suerte a aquel que te lo quite, y estoy muy segura de que te lo quitara ya que es un reloj costoso - me aseguro, yo la mire secamente sin intención de aceptar el reloj.
- ¿mamá? - le pregunto Vincent, hasta ese momento no me había detenido a ver como lo estaba tomando él, tenía los ojos llorosos, la boca abierta y se había inclinado sobre la mesa, ella voltea a verlo, inclino la cabeza y asintió despacio, él se levanto y la abrazo, ella lo abraso también.
- no sabía si me habías reconocido a penas me veías y eras solo un niño - le  dijo mientras lo abrazaba.
- si era un niño, pero yo nunca te olvide, nunca lo hice - le contesto él, por alguna razón que no entendí aquella escena me pareció insoportable, me levante y salí de aquel lugar, suponiendo que ellos necesitaban tiempo a solas.

- ¡hey! - se quejo la mujer al verme partir, regrese y ella me entrego el reloj y yo lo acepte solo para poderme ir.

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