martes, 21 de marzo de 2017

Locura

Regresemos un poco en el tiempo, antes de la explosión, antes de separarme de Marc, antes de que Marc aprendiera a escuchar, antes de descubrir que Marc es un Ocaso, antes incluso de conocer a William, regresemos al punto donde éramos Lilia y André y yo era André. Lilia estaba basada en Fátima, una sobreviviente con la que Marc había pasado mucho tiempo mientras era Hugo, uno de sus tantos personajes, ambas eran capaces de sostener platicas breves con atisbos de lucidez, siempre temblaban, miraban a todos lados y a ninguno, a veces balbuceaban cosas indescifrables  y podían pasar días sin dormir hasta que el cansancio las vencía, pero a diferencia de Fátima que no tenía familia y sobrevivía de la caridad de las personas Lilia tenía un hermano que se ocupaba de ella por lo que siempre tenía un lugar donde dormir, algo para comer y ropa limpia que vestir, aun así la vida de Lilia era lamentable; nunca salía de casa, lo más cercano a socializar para ella era cuando espiaba los vecinos por la ventana escondida tras las cortinas, pasaba largas horas en cuclillas en una esquina de su habitación y las desveladas iban causando estragos en su salud.

Un día mientras el día se convertía en noche Lilia vio a Lolita una de las vecinas de unos 13 o 14 años correr a toda prisa hacia su casa cuando se encontró con Rosa, otra vecina que tenía al menos 4 hijos hasta donde se sabía. Lilia sabía leer los labios con claridad así que se decidió a espiarlas como había hecho tantas otras veces pero pronto deseo no haberlo hecho...

- ¡Tranquilízate que me estas poniendo nerviosa! - gritaba Rosa malhumorada, la había visto en persona muy poco, únicamente cuando iba a su casa a pedirme algún favor, entonces se mostraba serena y mansa, pero el resto del tiempo al espiarla por la ventana siempre estaba de malas, gritando o regañando a alguno de sus hijos.
- so-so-so-so-so - Intentaba decir Lolita sin lograr pronunciar las palabras.
- dale una cachetada, a ver si reacciona - dijo otra mujer que Lilia reconoció como Rosita la hija mayor de Rosa.
- so-so-so-so-so - Siguió intentando decir Lolita consternada y luego se puso a llorar.
- ¡Que te calmes que así no logramos nada! - insistía Rosa - Estas pálida mujer. Rosita ve por un vaso con agua antes de que Lolita se nos desmalle aquí – le ordeno.

Algo causo un corto circuito en el interior de Lilia, Lolita trabaja en la fonda de su mamá no muy lejos de ahí, volteo a ver el reloj de pared y comprobó que aún era muy temprano para que hubiese salido de trabajar, lo que la hubiese hecho salir del trabajo tenía que ser malo.

- ya, ya, no pasa nada, cálmate niña, haber dime ¿dónde está tu madre? ¿Porque te ha mandado sola a casa? - Rosa dejo de gritar, y comenzó a mostrar esos gestos que empleaba conmigo cuando quería obtener algún beneficio, en este caso información.
- aquí está el agua, toma - dijo Rosita, luego siguió un minuto de silencio mientras lolita tomaba un sorbo.
- eso, ya estas mejor, vez, ya te está volviendo el color al rostro, ahora si dime ¿qué pasa? - pregunto Rosa despreocupada.
- mi mamá me mando por a comprar algunas cosas, yo iba caminando hacia la avenida y cuando llegue levante la vista y entonces yo ... yo... - Lolita estaba a punto de tartamudear de nuevo cuando Rosita le asesto una fuerte cacheta en el rostro, cabe mencionar que ellas dos nunca se habían llevado muy bien, funciono, Lolita pudo seguir con la plática y ni siquiera se molestó en lo absoluto - yo los vi, los vi, los soldados, están entrando en la ciudad, corrí con mi madre y ella fue a buscar a mi padre, me dijo que entrara en casa y no saliera por nada del mundo y yo... y yo... me tengo que ir - dijo apresuradamente, luego se fue corriendo hacia su casa y cerró la puerta tras ella.
- ¿soldados? - pregunto Rosita a su madre.
- ¡A la casa! - le grito Rosa y ellas también se encerraron.


Lilia estaba obsesionada con la guerra, por su mente comenzaron a desfilar imágenes de todas aquellas historias que le habían contado, comenzó a balbucear sin sentido. Se abrazó las piernas con las manos y sin darse cuenta empezó a balancearse de adelante a atrás, por momentos daba vistazos al reloj, André se enteraría pronto e iría por ella, tenía que esperarlo, pero el maldito reloj avanzaba muy lento, ella llevaba dos días sin dormir y temía que la domara el cansancio este era sin duda el peor momento para dormir pero no pudo soportarlo más y se desplomo ahí en el suelo.

domingo, 3 de enero de 2016

La artesana

Cuando llegue a aquella fonda era muy tarde ya, las personas dormían, pero yo no podía esperar al siguiente día, irrumpí en aquel lugar, subí las escaleras traseras y entre en la casa. Abrí la primera habitación, era el cuarto de una niña, logre verla con la luz que se filtraba por la ventana y para i sorpresa la reconocí, ella había salido corriendo mientras Vincent, Pepe y yo entrabamos en la fonda aquella tarde, en aquel momento me había parecido algo casual, quise recordar un poco mejor, su mamá le había dicho algo al oído antes de que ella saliera corriendo... de pronto lo entendí, ella la había enviado por la artesana. Entre en la habitación en silencio, la pequeña dormía tranquilamente, la desmaye para que no se despertara y la cargue en brazos, no quería lastimarla pero tendría que usarla de anzuelo para conseguir información. Entre en a otra habitación, una pareja dormía allí.
- ¡Levántense! - les ordene ellos se despertaron del susto, él quiso atacarme pero al ver a la niña se detuvo.
- ¿qué le ha hecho? - me pregunto preocupado.
- ella estará bien si me dicen donde encontrar a la artesana - le respondí, l hombre volteo a ver a su esposa.
- no sabemos nada - aseguro ella.
- más les vale que sepan algo o de quien no volverán a saber es de la niña - los amenace.
- ¡No! por favor - suplico la mujer llorando.
- ¡Dile! ¡díselo! - le exigió el hombre.
- ella... - comenzó a decir la mujer nerviosamente - ella se fue de aquí con aquel hombre, ya no vive mas aquí, no se a donde habrán ido ¡por favor! no lastime a mi hija - suplico llorando pero aun así note que mentía, me lo decía su rostro.
- así lo han querido - dije saliendo de la habitación con la niña a cuestas y bajando las escaleras a toda prisa.
- ¡no! - grito desgarradoramente la mujer y el hombre corrió tras de mí, ya estado en la fonda me detuve y lo encare.
- ¿porque la ocultan? - exigí saber - ¿ella vale más que la vida de su hija? - le pregunte, pero el hombre no quería hablar, intento golpearme y lo esquive, puse a la niña en una mesa, lo tome del cuello y o presione - ¡dime donde esta! - le grite a la cara, el hombre intento desesperadamente apartarme de él
sin mayor éxito y entonces... entonces vi esos ojos nuevamente... los ojos que pone hombre cuando sabe que está a punto de morir... lo solté y él cayó al suelo, comenzó a toser y yo decidí subir las escaleras e ir por la mujer, supuse que el hombre tomaría a la niña y huirían, pero la mujer no estaba en su habitación, había salido por la ventana, me asome por esta ero no logre ver el rumbo que había tomado, baje las escaleras a toda velocidad pero el hombre ya se había marchado con la niña, entre al carro y hui de aquel lugar.

No tenía a donde ir, lo único que se me ocurrió fue ir por William, necesitaba desesperadamente encontrar a Vincent, entre en aquel hotel, subí por el asesor y toque la puerta.

-soy Josep - me anuncie, sabía que me reconocerían por la voz aunque no conocieran el nombre, un hombre abrió la puerta, por poco no reconozco a William, se había personalizado muy bien.
- ¿Josep? pensé que no regresarías hasta mañana - me dijo William dando a entender que no era el mejor momento, aun así entre en su habitación, su novia estaba dormida en la cama y despertó molesta con mi intrusión.
- La artesana tiene a Vincent - dije cuando cerró la puerta - él cree que es su madre - le explique.
- ¿la artesana? - pregunto su novia.
- es una larga historia cariño - le contesto él dándole un beso antes de salir conmigo, ella se quejo y se dejo caer en la cama con los brazos extendidos en señal de protesta.

En el camino abajo recapitule lo que había ocurrido mentalmente y mientras tanto veía como las expresiones de William se iban fragmentado, hasta ese momento no tenía idea de lo expresivo que podía llegar a ser él.
Movía sus ojos de un lugar a otro como si estuviera leyendo velozmente 'está leyendo mi mente' pensé, finalmente llegamos a la recepción y salimos a toda prisa, saque las llaves del bolsillo y de mi pantalón y se las puse enfrente, él las tomo sin pensar y se apresuro al asiento del conductor, yo entre aprisa y el aceleró el carro al encender.
- ¡rayos! - dijo golpeando el carro enfurecido y casi sin querer remonte mis pensamientos mas atrás de la artesana, lo deje ver lo del traje, la intoxicación en el monte y seguí lleno mas atrás, hasta el momento en que os conocimos. él paro el auto y salió corriendo, yo salí tras de él, él forzó la cerradura y entro a aquella casa, yo entre tras él y encendí la luz, aquel debía ser su taller, había cientos de cosas por todos lados, podría hacer cualquier tipo de cosa en aquel lugar, había barro, hilos, pinturas, vidrios y maquinas, demasiadas maquinas para un lugar tan pequeño, William las esquivo ágilmente, yo perdí un instante mirando el caos a mi alrededor y luego camine torpemente detrás de él, el fue las habitaciones que estaban vacías, había ropa tirada en el suelo, los cajones y el ropero estaban abiertos, como si no hubiéramos sido hubieran huido a toda prisa y entonces escuche un sonido, el sonido de un reloj.
- ¡corre! - grito William saliendo por la ventana que estaba abierta, yo brinque a la mesa que estaba al pie de esta y salí tras él, entonces escuche un estruendo, luego sentí el fuego quemando mi piel y tuve que morder mi lengua para no gritar...


Las cosas sucedieron demasiado rápido, yo simplemente entendí que era demasiado tarde para mí, vi a William cayendo frente a mí y lo protegí con mi cuerpo de por medio para que las llamas no llegaran a él, lo abrace mientras caíamos sobre el tejado, me gire para aprovechar el golpe de la caída y saltar para llegar lo más lejos posible de aquella explosión, milagrosamente caímos detrás de el carro... lo último que escuche fueron los gritos de William pronunciando mi nombre, entonces supe que él estaría bien y me deje ir.

La cita

No tenia cosas, ni hotel donde hospedarme, él dinero se me acababa rápidamente gracias a esa pose de rico que había tomado, pronto estaría en aprietos, tenía que cambiar de personaje velozmente, pero no antes de esta noche... Me asegure de que nadie vigilara, hice una buena inspección que me tomo un buen rato, aun así no podía estar seguro de que nadie estaría allí cuando llegara la hora de verla, ni siquiera tenía a Vincent como respaldo, si algo pasaba... me cercioraría de que no quedaran testigos.

Entre a la habitación, como lo supuse estaba abierta, dentro había música de fondo, velas aromáticas iluminando la habitación, pétalos de rosas sobre la cama... comencé a creer que aquella joven realmente trataba de seducirme, es decir, de seducir a William. La habitación del baño estaba semi abierta, mire a través de la puerta y ahí estaba ella con los ojos cerrados en una tina con agua caliente , el vapor salía del agua y su olor era delicioso so yo hubiera sido hombre no hubiese dudado ni un minuto en entrar... pero yo soy mujer...

... abrí mis ojos y vi el techo '¿me desmaye?' me pregunte mentalmente 'pero que...' comencé a quejarme mentalmente mientras me levantaba y entonces vi a William, él estaba discutiendo con la joven, las palabras se me iban sin poderlas comprender, ella se había puesto una bata de baño, traía el cabello amarrado con una toalla alzaba las manos mientras hablaba, él intentaba tranquilizarla sin éxito, ella estaba histérica. Yo estaba acostada sobre la cama, supuse que William me había desmayado '¡Odio esa habilidad suya!

Ambos se callaron cuando me levanté, ella se cubrió con las manos como si no tuviera la bata puesta y me miro enfadada, se dio la media vuelta indignada y entro al baño, William tomo algo de ropa del armario y se la paso.

- lamento el malentendido, no sabía que ella estaba en la ciudad - mi dijo mirándome con una amplia sonrisa en su boca.
- ¿quién es ella? - le pregunte con la voz de Josep.
- ella... - comenzó a decir ruborizándose sin querer - ella es... mi novia - dijo al fin, yo abrí mucho los ojos, jamás imagine que William tuviera novia, aunque ella parecía su tipo.
- ¿ y quien es él William? - dijo la joven saliendo del baño ya vestida.
- ella es mi hermana - dijo William con normalidad.
- ¿hermana? - le pregunto su novia él asintió y ella volteo a verme con desprecio.
- ¿María de Correnche? - e pregunto viéndome con incredulidad, yo asentí. Estaba furiosa, me pregunte que tanto sabia ella de mi '¿con que derecho le contaste sobre mí William?' le reclame mentalmente pero por ahora con ambos en la habitación debía guardar la compostura.

- bueno al menos no es un tipo - concluyo la joven, luego se puso sus zapatos y comenzó a cepillarse el cabello sentada frente a un espejo.
- eso es lo que trataba de explicarte - le aseguro él.
- ¿y a mí? explícame a mí - exigí con la voz de Josep, pero no con su personalidad, había perdido el personaje por completo.
- bueno... - comenzó a hablar William, pero note que había hecho esa pausa para averiguar lo que yo quería saber, '¿quién es ella?' le pregunte mentalmente - ... supongo que será mejor que nos vayamos - dijo él entrando al baño, la mujer se levanto de inmediato y camino detrás de él con el cepillo en la mano.
- ¡Eso no William! hice este viaje desde muy lejos, no me puedes dejar así ¿entiendes? - se quejo ella. No escuche respuesta, los dos habían entrado al baño y estaban fuera de mi vista, mira la puerta y decidí salir, 'ellos también necesitan tiempo a solas' pensé para mí.

Baje por el ascensor y cuando llegue a la recepción un hombre me detuvo.
- ¡hay estas! te he buscado por todas partes ¡ya lo sabía yo! pero ¿qué haces aquí hombre? este no es sitio para un hombre como tú - comenzó a parlotear el hombre acercándose a mí desde su lugar, palmeando mi hombro y haciendo me caminar con él. Lo único que cruzo por mi mente en todo ese tiempo era '¿eres tú Marc?'.
- disculpe joven, me temo que debe haber un malentendido - le dije regresando al personaje de Josep.
- nada de eso amigo ¡venga ya! vámonos de este indigno lugar - dijo mientras salíamos y fuera estaba su coche esperándonos, sin saber muy bien lo que hacía entre en este.
- ¿a dónde vamos? - le pregunte aun sin saber cómo comportarme con él.
- lo más lejos posible - contesto cambiando su tono y aumentando la velocidad del coche - atrás hay ropa, cámbiate, ese traje es muy llamativo, nos hallaran - dijo imprimiendo un tono de urgencia. Yo voltee a ver a los asientos de atrás, como él había dicho había ropa, ropa nueva, aun estaba en las bolsas de compra.
- ¿quién es usted? - le pregunte con desconfianza.
- un amigo - se limito a contestar, entonces supe que no era Marc, si fuera él yo ya lo sabría, me pregunte quien era y si debía confiar en él, aun así había intentado deshacerme del traje antes así que decidí aceptar la ropa, me pase a los asientos traseros con el carro en movimiento y me asegure de que no se diera cuenta de que era mujer mientras me cambiaba, al terminar regrese a mi asiento.
- listo ¿ahora qué? - le pregunte, por alguna razón me costaba mantenerme en el personaje de Josep, nunca antes me había ocurrido.
- ahora duerme amigo, nos queda un largo viaje, yo te despertare cuando lleguemos - contesto más tranquilo.
- no amigo, creo que no me he explicado bien, o me dices lo que ocurre ahora mismo o me bajo del auto - lo amenace.
- no me detendré hombre - contesto con ligereza y yo abrí la puerta para mostrarle que hablaba enserio - ¡pero qué demonios! ¿qué crees que hacer? ¡cielos! bien, bien, te contare pero cuando lleguemos estarás cansado y no podrás dormir, te lo advierto -  se quejo - Mi nombre es Rodolfo, soy amigo de Erick, él me pidió que viniera por ti, esa idea tuya del traje fue algo estúpido hermano, te han seguido por todas partes ¿que acaso no conoces a la artesana? no se puede confiar en ella, no tiene palabra, se vende al mejor postor, siempre lo hace - me reprendió, así me di cuenta de que nuevamente me habían confundido con William '¡Maldito traje!' pensé - Erick nos espera, debemos llegar lo antes posible, ya está listo todo lo que pediste, sea lo que sea que estés planeando sebe ser pronto, hay ojos en todos lados ¿ya los encontraste William? - me pregunto algo esperanzado, yo supuse que se refería a los ocaso.
- no, aun no - conteste monótono.
- ¡maldición! - se quejo golpeando el volante - ya no hay tiempo, aun si los encontraras no podríamos entrenarlos a tiempo... moriremos todos - se resigno.
- si de verdad creyeras eso no estarías aquí - le conteste y él continuo conduciendo en silencio, me pregunte que se traía entre manos William, cuantas personas estaban involucradas y quien era la... me perdí a media pregunta, aquella mujer en la fonda me había dicho que ella había hecho él traje y Vincent estaba con ella - ¡detén el auto! - le ordene abriendo la puerta él se freno en seco.
-¿estás loco hombre? - nos pudiste haber matado - se quejaba mientras yo salía del auto y me dirigía a su puerta.
- ¡atrás! ahora - le ordene y el bajo del auto enseguida yo entre y encendí el coche, había pasado mucho tiempo desde la última vez que había conducido pero parecía recordarlo bien.
- ¿a dónde crees que vas? - me pregunto Rodolfo al notar que daba media vuelta.
- con la artesana - le conteste secamente.
- ¡que! ¿no escuchaste nada? ella te vendió hombre, les dijo lo del traje, te están pisando los talones.
- entonces póntelo, tú los distraerás - le ordene.
- no hermano, eso no, es muy arriesgado - se negó.
- no importan los riesgos si ya estamos muertos ¿no? - le pregunte con una media sonrisa mirándolo por el retrovisor, así fue como él cayó en cuenta.
- tú no eres William ¿verdad? - me pregunto asombrado yo negué con la cabeza mirando el camino, él se puso el traje de inmediato y se rio - ¿así funciona? ¡han seguido el traje por todas partes! - dijo maravillado riendo nuevamente, con algo de alivio - ¿lo conoces? dicen que es como una sombra, todos conocen su nombre... y nada mas -comento impresionado.
- no tardes en intercambiar el traje - le pedí y me detuve a cargar gasolina - yo me quedo con el carro, tú bajas aquí - le informe y él me miro sin comprender - toma esto - le di el reloj - si alguien va tras de ti asegúrate de que se quede con el - lo aconseje mientras él se lo ponía.
- ¿quién eres? - me pregunto antes de salir del auto.

- un amigo - le conteste, él salió y yo pague la gasolina antes de continuar mi camino.

el traje

Encontré a Vincent negociando con un hombre y me acerque de prisa.

- Nos vamos - le dije jalándolo del brazo.
- Tranquila, ¿todo está bien? - me contesto y enfurecí por su descuido al decir tranquila en vez de tranquilo, afortunadamente nadie lo había notado, lo solté y continúe caminando.
- ¿qué pasa? - pregunto caminando a mi derecha con desanimo.
- ¿de dónde sacaste este traje? - le pregunte, él se detuvo y yo me detuve con él.
- ¿por qué lo preguntas? -  pregunto volteando a verme.
- responde - le exigi.
- me lo io William - contesto despreocupado y yo di un paso hacia él.
- ¿y por qué me lo diste a mí? - le pregunte irritada, el vacilo antes de contestar.
-  él me pidió que te lo diera... él no quería perderte la pista, este es un traje único, no hay dos iguales, así te reconocería al verte - contesto al fin 'no hay dos iguales' pensé.
- pues resulta que él no es el único que podría reconocerme - le dije y continúe caminado, él me siguió.
- ¿a qué te refieres? -  pregunto preocupado, yo no estaba muy segura de contarle ahora, Vincent había actuado a mis espaldas, pero esa mujer era de armas tomar y yo podría necesitar su ayuda.
- me tope con una mujer, cree que soy William, creo que quiere su cabeza, me cito esta noche - le dije mirando el camino, él lo pensó un momento.
- No, no, no puede ser, nos desharemos del traje y tu serás alguien más, eso es todo, todo estará bien - me prometió y yo voltee a verlo sin dejar de caminar.
- creo que no me explique bien Vincent, la voy a ver esta noche - le asegure mientras salíamos de la plaza y continuábamos caminando por las calles sin dirección.
- pero acabas de decirme que quiere tu cabeza - se quejo, yo voltee al camino y asentí.
- es cierto, pero también tiene información de un chico, creo que podría ser Marc - le conteste.
- no, ni hablar, es muy peligroso, deja que William se encargue - concluyo, no se me había ocurrido hasta entonces que ellos seguían en contacto.
- ¿has visto a William? - le pregunte en forma de reclamo.
- no, no lo he visto, me dijo lo del traje después de la primera vez que trataste de venir a la ciudad - me respondió, yo ya no sabía si podía confiar en él pero si la lectura de expresiones que e había enseñado William era real él decía la verdad.
- ¡señor! ¡señor! tome, mire, tengo algo para usted - dijo un hombre acercándose corriendo a nosotros, el hombre lucia viejo, sucio y nervioso, estaba encorvado y tenia los dientes sucios y amarillos.
- no quiero nada, gracias - le conteste sin detenerme.
- no señor, espere, es gratis ¡gratis! tómelo por favor, es para usted - me rogo con desesperación despertando mi curiosidad, voltee a ver lo que sostenía en la mano y para mi sorpresa aquel era el reloj maldito que Edi me había pedido con tanta insistencia que me deshiciera - es de oro señor, tómelo ¡tómelo! - me suplico el hombre, entonces volví a verlo con más detenimiento... era el hombre al que se lo había vendido... él contraste era asombroso, había envejecido unos treinta o cuarenta años - un hombre como yo no puede andar por ahí con algo así, pero usted señor, un hombre como usted debe tenerlo - continuaba intentado convencerme.
- ¿me permitiría invitarlo a comer? - le pregunte con cortesía.
- ¡No! - grito enloquecido - no es necesario - dije intentando sonar mas cuerdo - solo tómelo, por favor, tómelo - seguía diciendo mientas lo agitaba en su mano.
- se lo del reloj - le dije mirando a este con desprecio - ¿quiere la comida o no? - le pregunte mirándolo a él de nuevo, él se apresuro a guardarlo.
- ¡sí! sí señor, gracias, muchas gracias - acepto y comenzamos a caminar, yo voltee a ver a Vincent.
- te veré después - le dije para que nos diera espacio.
- no lo creo Josep, por ahora no me separare de ti - dijo acoplándose al paso.

Fuimos a una fonda de por aquel lugar, cuando las personas que atendían notaron que se acercaba ese hombre estuvieron a punto de echarlo a patadas, pero cuando se dieron cuenta que venía conmigo se abstuvieron.

- ¿qué van a querer? dijo la camarera de mala gana.
- ¡todo! - se apresuro a contestar el anciano.
- yo solo un vaso con agua - le dije yo.
- ¿y para usted? - le pregunto a Vincent.
- también agua por favor - le contesto este, la mecerá se fue y regreso con dos vasos de agua, una jarra de Jamaica y un plato de sopa que el anciano devoró enseguida.
- ¿cuál es su nombre? - le pregunte al anciano, el sorbió hasta la última gota del plato antes de contestar.
- Pepe - dijo volteando a ver a la camarera impaciente de continuar comiendo.
- cuéntenos que paso después de que obtuvo el reloj - le pregunte afable.
- nada - dijo antes de comenzar a beber grandes sorbos el agua de Jamaica - por algún tiempo no paso nada, luego las cosas pasaron muy rápido... - dejo sus palabras en un hilo nuevamente volteando a ver a la camarera, así que aclare mi garganta para que prosiguiera - ... muy rápido, perdí mi empleo, a mi mujer, a mis hijos, mis amigos, perdí mi cabello... no sabía lo que pasaba o porque pasaba, entonces intente vender mi reloj para comprar comida, pero ellos sabían lo del reloj, ellos no quisieron cómpralo... desde entonces he intentado deshacerme de el... pero esta maldito... - dijo rápidamente lamentándose, entonces llego la mujer con un plato de arroz y huevos  el hombre se apresuro a devorar la comida sin molestarse en usar los cubiertos.
- ¿qué hacemos aquí? - me pregunto Vincent mientras el hombre se atragantaba en la mesa.
- escuchando una historia inverosímil - le conteste, él volteo a ver al hombre, luego a su vaso de agua y se dispuso a aburrirse.

Una mujer entro a la fonda, Vincent, Pee, yo y todos en aquel lugar volteamos a verla, de alguna forma su presencia era imponente, pero no como la mía, no era por usar un ostentoso traje, a decir verdad ella usaba ropa típica de la región, nada inusual, pero su presenciase se extendía en aquel lugar con un ambiente tranquilo y sereno. Ella hizo una inspección breve al lugar camino hacia la mesa en la que nos encontrábamos sentados y se detuvo.

-La fonda está cerrada - anuncio en voz alta, los pocos comensales que habían salieron sin terminar sus platos ni pagar la cuenta, pepe lamio apresuradamente el plato, saco el reloj y me lo ofreció una última vez, yo me negué a aceptarlo y para mi sorpresa la mujer lo tomo.
- ¡gracias! ¡gracias!-  dijo pepe saliendo despavorido del lugar, las personas que atendían también salieron y la mujer se sentó frene a Vincent y a mí.
- no eres la persona que esperaba ver - me dijo inexpresiva.
- ¿debería pregunta a quien esperaba ver? - le pregunte suponiendo la respuesta.
- debo admitir que me esmere mucho con ese traje ¿te ha traído suerte? - me pregunto dedicándole una cálida mirada al traje antes de verme a los ojos.
- ¿suerte? bueno, no sé como defina suerte - comente y ella se rio, miro el reloj en sus manos y me lo ofreció.
- también esto es para ti - dijo sonriendo, yo alce una ceja en respuesta denotando mi asombro - tranquilo, no te traerá mala suerte, le traerá mala suerte a aquel que te lo quite, y estoy muy segura de que te lo quitara ya que es un reloj costoso - me aseguro, yo la mire secamente sin intención de aceptar el reloj.
- ¿mamá? - le pregunto Vincent, hasta ese momento no me había detenido a ver como lo estaba tomando él, tenía los ojos llorosos, la boca abierta y se había inclinado sobre la mesa, ella voltea a verlo, inclino la cabeza y asintió despacio, él se levanto y la abrazo, ella lo abraso también.
- no sabía si me habías reconocido a penas me veías y eras solo un niño - le  dijo mientras lo abrazaba.
- si era un niño, pero yo nunca te olvide, nunca lo hice - le contesto él, por alguna razón que no entendí aquella escena me pareció insoportable, me levante y salí de aquel lugar, suponiendo que ellos necesitaban tiempo a solas.

- ¡hey! - se quejo la mujer al verme partir, regrese y ella me entrego el reloj y yo lo acepte solo para poderme ir.

sábado, 2 de enero de 2016

Voces

Desperté después del medio día y Vincent se despertó con mi movimiento.

- Buenos días dormilona - me saludo con su radiante sonrisa.
- Buenos días - le conteste, me estire y salí de la cama.
- ya era hora, muero de hambre - comento levantándose - No abra nada bueno en este lugar ¿qué te parece sí comemos fuera? - me pregunto poniéndose los zapatos.
- bien, pero dame media hora, aun no he inventado a un personaje -  le conteste ya que aunque llevaba ropa de hombre aun lucia como mujer.
- ¿necesitas media hora para inventarlo? usa el ultimo que tenias, mi estoma no aguanta más - se quejo.
- ¡mírame! parezco mujer - me queje y él asintió con la cabeza.
- eres mujer ¿cuál es el problema? - pregunto fastidiado.
- una mujer con ropa de hombre - conteste lo obvio y Vincent se rio.
- bien, iré por algo mientras te personificas y comemos aquí - propuso él y yo asentí.
- estaré en mi cuarto -dije antes de salir de la habitación.

Algo que me gustaba de aquel lugar es que solía estar desierto, no había nadie en el corredor cuando cambie de habitación... pero no fui a mi habitación, entre a la habitación que le había pertenecido a William, y al abrir la puerta... bueno, la habitación no estaba vacía, alguien se hospedaba ahí, pero no estaba, la cama estaba distendida y había basura por todo el suelo, era alguien muy desordenado, no había estado en aquella habitación antes así que buscaba a ciegas y con poco tiempo, el inquilino podría regresar en cualquier momento, no había tiempo de buscar meticulosamente, así que hice una revisión rápida, pero no halle nada, Rendida entre a mi cuarto y me aliste.

Aquel traje me quedaba perfecto, no sé como Vincent habría adivinado mi talla, me peine y note que ahora tenía el cabello más largo, el tiempo pasaba distinto en las montañas, ni siquiera estaba segura de la fecha ya, me decidí por un joven de buena familia, la oveja negra que había sido expulsado de sociedad, esta vez venia de la ciudad.

Tocaron la puerta y abrí, era Vincent con comida en las manos, lo hice pasar y ambos devoramos la comida, en parte porque estábamos hambrientos y en parte porque era bueno comer algo más que manzanas. Cuando finalmente terminamos le dedicamos un momento a saborear la sensación de estar satisfechos.

- No recuerdo la última vez que comí así - le dije con voz de hombre, él volteo a verme incrédulo.
- Disculpe señor, creo que no nos han presentado - dijo jugando conmigo y sonrió.
- ¿donde están mis modales? disculpe, mi nombre es Josep y vengo de una acaudalada familia en la capital, familia de la cual no hablare - Conteste con toda elegancia, Vincent abrió aun mas los ojos ante mi actuación.
- De verdad luces como un hombre, no solo la ropa y el peinado, también la postura y ¡tu voz! ¡cielos! - exclamo impresionado.
- Mi don es la voz ¿recuerdas? - él mantuvo su sonrisa anonadado.
- Si no conociera tu voz real juraría que esta es tu voz - yo fruncí las cejas en respuesta.
- ¿mi voz real? yo no tengo una voz real, todas son mis voces - dije con otra voz de hombre, una menos ronca. - ¿creíste que aquella era mi voz? - pregunte con una voz de mujer que no había escuchado antes, una más suave y dulce, él abrió la boca en respuesta.
- pero... pero no pueden ser todas tus voces - reflexiono, yo sonreí, no sabía cómo explicarle aquello, así que intente ordenar mis ideas antes de continuar.

- Bueno, para ser mas precia, yo no tengo una voz, dominar mi poder para poder hablar me llevo mucho tiempo, así que fui muda por mucho tiempo... cuando hable por primera vez fingía se hombre así que la primer voz que utilice fue de hombre, pero no es que esa sea mi voz, es que no tengo una voz... o todas son mis voces, como te sea más simple entenderlo - trate de explicarle, él se quedo razonándolo un momento.
- o todas son tus voces o no tienes voz... - dijo mas para sí que para mí.

- no lo pienses demasiado, en realidad no tiene ninguna importancia - deje regresando a la voz de Josep - salgamos, tenemos que investigar el paradero de Marc - dije antes de levantarme, deposita la basura en su lugar y abrir la puerta, Vincent salió detrás de mi aun pensado en voz alta.

Una hermosa mujer

Sabía que encontrar a Marc sería un desafío, él podría ser cualquier persona en cualquier lugar, así que asumí que tendría que comenzar por el momento en que dejo de ser Brad.

- Disculpe señor ¿podría hacerle una pregunta? - me dirigí al recepcionista del hotel donde me hospedaba, él cual debía de tener más de cincuenta años - ¿señor? - insistí ante su notorio desinterés y él levantó la vista molesto porque lo había interrumpido mientras resolvía un crucigrama.
- ¿En que lo puedo ayudar? - dijo con una forzada cortesía al notar que yo era un hombre de dinero, él no me había visto antes con este personaje así que asumió que pediría una habitación, aunque le extrañaba que huera elegido ese lugar.
- Me preguntaba si aun puedo encontrar aquí a un joven llamado Brad - pregunte y él hombre me miro inexpresivo, habíamos escogido aquel lugar precisamente porque no se llevaba un muy buen manejo de los huéspedes - quizá lo recuerde mejor con esto - comente sacando un par de billetes y dejándolos en la barra, él hombre tomo el dinero, lo guardo en la bolsa izquierda de su pantalón y tomo el libro de registro.
- ¿cómo dijo que se llamaba su amigo? pregunto con voz cansada.
- Brad - le repetí - Es un joven que estudia la sordera ¿lo recuerda? - pregunte mientras él hombre giraba lentamente las paginas buscando con el dedo índice el nombre, pero lo hacía tan lento que sentí deseos de arrebatarle la libreta y buscarlo yo mismo.
- Lo siento joven, no ha estado aquí ningún Grant - contesto encogiéndose de hombros.
- No Grant, Brad - dije negando con la cabeza exasperado - permítame buscarlo - dije tomando la libreta, el hombre se sentó nuevamente y siguió contestando su crucigrama, yo volví la a la ultima pagina del registro, Vincent era el ultimo nombre que aparecía en la lista aquí nadie apuntaba apellidos, solo nombres o incluso apodos, vi la fecha, habían pasado casi tres meses desde que me había ido de aquel lugar, así que busque entre las hojas la fecha de aquel entonces, hasta que lo encontré... 'Brad' leí en mi mente, recorrí el renglón pero no encontré fecha de salida, estaba vacío el renglón, maldije para mi, seguí buscando, esta vez busque el número de su habitación quería saber quien había sido la última persona en ocuparla... pero no encontré ningún registro con ese número, eso no tenía sentido, Vincent había dicho que la habitación estaba pagada hasta hoy. Deje la libreta y salí del lugar, Vincent había ido a deshacerse de mi ropa anterior, nos encontraríamos en la plaza al medio día, conocía el lugar así que fui por un café a un lugar cercano y me dedique a esperar.

- ¿le importaría? - Pegunto una joven refiriéndose a sentarse conmigo, tenía su mano posada sobre la silla.
- en lo absoluto - dije levantándome para ayudarla a sentarse.
- usted siempre tan cortes - comento la joven mientras se sentaba nuevamente, sentí una alegría inmensa al escuchar sus palabas, Marc había llegado al límite de las personificaciones, ni siquiera yo lo había reconocido, sentí un enorme deseo de abrazarlo pero me contuve porque estábamos en público.
- ¿les sirvo algo? - le pregunto una mesera al notar su llegada.
- solo un té por favor - le contesto ella, la mesera asintió y se retiro.
- ¿dónde te habías metido? - me pregunto la joven.
- estuve esperándote todo este tiempo - le conteste complacido y ella rio con una risita de los mas coqueta.
- ¿esperándome? no cariño, me confundes - contesto con desdén.
- aquí tiene - la interrumpió la mesera trayendo su bebida, ella le agradeció y bebió un sorbo antes de continuar -  ¿por dónde empezare? - se pregunto a sí misma mirando hacia arriba recargada en la silla - por William, iniciare por William - dijo mirándome a mí, al traje y luego a mí repetitivamente. 'Mi traje' pensé, pero este traje me lo había dado Vincent.
- ¿Que hay con él? -pregunte y ella sorbió otro trago satisfecha, le acababa de confirmar que conocía a William, entonces me di cuenta de que ella no era Marc.
- No trates de engañarme William ¿por quién me tomas? ¿una novata? - pregunto encantada de no serlo, tenía que procesar toda esa información rápidamente, para ganar tiempo tome y saboree un poco del café que tenia servido mientras ubicaba mis ideas.

Para empezar ella no era Marc, ella creía que yo era William y por alguna razón parecía que tenia asuntos pendientes con él... pero no pude seguir con mis indagaciones por mucho tiempo.

-Tengo la información que me pediste ¿porque te interesa tanto ese chico William? - esboce una media sonrisa, William dando explicaciones, él siempre guarda algo para sí, ella sonrió también - no sé en qué te estás metiendo, pero será mejor que te andes con cuidado, el precio de tu cabeza se ha triplicado... ahora mismo es muy tentador - dijo con una letal voz seductora, esta mujer era hermosa refinada y sin lugar a duda peligrosa, tendría que irme con cuidado.
- Dame la información - le ordene con un tono cortes, ella bebió otro sorbo, yo asumí que ella no sabía del don de William y que me lo diría de viva voz.

- Sabes William una mujer tiene necesidades - dijo extendiendo un paquete de serillos por la mesa - deberías visitarme esta noche - dijo seductoramente mientras se levantaba de la mesa, me guiño un ojo y se fue contoneándose al caminar, la caja de serillos era de un hotel y tenía un numero escrito en el, asumí que era el numero de su habitación. Termine de un sorbo el café, deje la cuenta en la mesa y me dirigí a la plaza.

viernes, 1 de enero de 2016

Recuerdos

La primera vez que personifique a María de Correche había sido un periodo muy breve, Marc me había convencido diciendo que se haría pasar por mi esposo para que ningún hombre me molestara, yo quería que esa mujer fuera muy distinta a las otras, pero para ello teníamos que venir de un lugar muy lejano, un lugar del que pocos hubieran escuchado hablar, así que decidí usar un lugar de por los limites de las tierras conquistadas, me decidí por Correnche, así fue como Marc y yo nos convertimos en los esposos de Corranche, una familia que se dirigía a la capital, use un nombre común, María, la idea era que quienes me conocieran me olvidaran pronto, pero no tuve gran éxito, me di a conocer por sacar de los cabales a mi esposo, hacer mi voluntad, fumar y una serie de cosas más.

Una noche caminaba por la calle, había ido a comprar una cajetilla de cigarrillos, había tenido otra pelea con mi esposo, no recuerdo la razón, peleábamos por todo y todo el tiempo, no muy lejos vi a un hombre desmayarse y corrí a su ayuda, el hombre se levanto y me agradeció mientras yo abría mi paquete de cigarrillos, saque mi encendedor y el hombre frente a mí se me abalanzo encima, mi encendedor cayó al suelo y enfurecí, el hombre intento rasgar mi ropa tocándome por todas partes y yo lo empuje, él me dio una cachetada y yo lo tome del cuello y luego lo gire para golpearlo contra la pared, el hombre se rio.

- me gustan rudas - dijo tocándome el trasero... esas fueron sus últimas palabras...
Las cosas cambiaron en un santiamén, un segundo estaba colérica y al siguiente mi cólera se convirtió en angustia, había matado muchas veces antes... pero nunca así, nunca había sentido el ultimo pulso de una persona, ni visto sus ojos cuando su alma se apartaba de ellos, mire a mi alrededor, la calle estaba desierta y corrí, corrí con Marc, pero cuando estuve frente a él puse la misma expresión que tenía Vincent, me quede callada y no pude decirle lo que había pasado, contuve el llanto, me dirigí al armario y tome uno de los trajes de Marc mientras él me preguntaba insistentemente lo que ocurría, pero en esos momentos yo no podía pensar en nada que no fuera esos ojos mirándome, me dirigí al baño, me desvestí y me dispuse a bañarme, el agua estaba helada pero no me importo, deje el agua correr sobre mi rostro y comencé a llorar...

No sé cuánto tiempo paso, Marc había dejado de golpear la puerta queriendo entrar, yo me seque y me puse el traje que había tomado, salí y lo vi sentado a un lado de la puerta esperándome.

- ¡María se fue! - le grite azotando la perta al cerrarla, el intento hablar conmigo pero lo corrí de la habitación, no quería que me tocara, cerré la habitación y me hundí en las cobijas, durante algunos días no pude dormir, luego tuve pesadillas, pero con el tiempo fui enterrando todo aquello en el pasado... hasta ahora.
- ... sin importar lo que hayas hecho o lo que yo haya hecho para recordártelo... discúlpame por favor - le pedí a Vincent aun mirando el techo, él sonrió y volteo a verme, yo lo mire también.
- me recuerdas mucho a mi hermana - comenzó Vincent - se llamaba Gretel, era mi hermana mayor, yo la admiraba mucho, nuestra madre trabajaba día y noche así que Gretel cuidaba de mí, gracias a ella tuve infancia muy feliz...- se quedo en esa parte de la historia cuando su mandíbula se tenso de nuevo.
- no tienes que decir nada - le dije y acaricie su cabello, él me recordaba mucho a Marc justo ahora, ellos bien podían ser la misma persona, solo que con una vida distinta.
- cuando Gretel comenzó a notar que algo extraño ocurría conmigo hizo cuanto pudo para ocultarlo pero yo solo era un niño, no comprendía porque ella se enojaba tanto conmigo, comencé a creer que ya no me quería - la voz de Vincent se quebraba mas conforme avanzaba en la historia - ella era como tú, independiente, indomable, creía que podía resolverlo todo sola, por eso no se le dijo a mi madre lo que ocurría - Vincent cerró los ojos volteando hacia el techo nuevamente - yo veía a mi madre muy pocas veces, ella solo llegaba a dormir, ella nunca supo lo que ocurría, cuando llego el tiempo de que fuera a la escuela Gretel me llevo y nuestra madre jamás se entero, Gretel solo quería protegerme, pero yo no lo sabía, ella me hizo jurar que no aria mas magia, como ella lo llamaba aun cuando... aun cuando... - Vincent no pudo mas una lagrima corrió por su rostro, yo lo abrace y él hizo su mejor esfuerzo para mantener la compostura  - cuando vinieron a buscarme ella los engaño, les hizo creer que era ella a quien buscaban... y se la llevaron, yo hui, pero cuando se enteraron que no era ella la mataron y fueron por mí, me dijeron que también matarían a mi madre si no me quedaba con ellos, y me quede con el único objetivo de ser algún día lo suficientemente poderoso para destruirlos... - Vincent hizo una larga pausa antes de continuar - pero tú sabes como son, las personas con las que me hicieron convivir no eran malas personas, nunca supe quien dio la orden de asesinarla y después de un tiempo deje los planes de venganza... hasta que me tope con William - al pronunciar su nombre William abrió os ojos, luego volteo a verme y dijo - no dejare que te hagan daño, lo prometo - y beso mi cabello, me abrazo y esta vez se lo permití porque sentí que le hacía más falta a él que a mí

Me quede en la habitación con Vincent, cuando comenzó a hacer frio nos cubrimos bajo las cobijas, Vincent me mantuvo abrazada toda la noche como si temiera que al soltarme me iría, aun así yo no pude dormir, temía tener pesadillas con esos enormes ojos que hacia tanto no recordaba.

Cuando Vincent despertó, noto que no había dormido, era evidente ya que tampoco había dormido la noche anterior, mis ojos estaban rojos y ojerosos.


- Te cantare la canción que me cantaba mi hermana para que puedas dormir - me dijo antes de empezar a entonarla, 'No quiero dormir' pensé, pero Vincent era muy frágil en este momento y esa era la canción de su hermana así que no dije nada y sin querer me quede dormida.