No estoy segura cuanto tiempo llevaba entrenando, lo único que
sabía es que mi cuerpo estaba exhausto, me dolía respirar, mi garganta ardía al
tragar saliva, cada vez se me dificultaba mas gritar o hablar, había llegado la
hora de regresar, pero mi cuerpo no soportaba mas, así que me recosté y me
dispuse a dormir para recuperar la fuerza suficiente para regresar...
Cuando amaneció había un silencio total,
me asegure de haberme quitado los improvisados silenciadores que había
construido, tal silencio era perturbador, era algo más que anormal, mientras
sentía el viento soplar mi respiración comenzó a ser irregular, mi ansiedad se
incremento al no poder escuchar mi respiración entre cortada.
-¡Que está pasando!- Grite con todas mis
fuerzas, pero no fui capaz de percibir mi propia voz. Entonces lo supe, había
roto mis tímpanos, sin darme cuenta los había destrizado durante mi entrenamiento,
involuntariamente cubrí mis oídos con las manos y entonces note que estaban
sangrando, voltee a ver el césped donde me había recostado y advertí dos
grandes manchas de sangre semi-ovaladas, sentí nuevamente un picor en mi
garganta que me hizo toser, en esta ocasión también salió sangre de mi
garganta.
Me pasme aterrada al contemplar aquello,
estaba arruinada, completamente arruinada ¿Que haría ahora?
Comencé a llorar, no recuerdo haber
llorado antes de ese día, mis pulmones dolían por lo que me era imposible sollozar
sin asfixiarme y justo en ese momento... desperté, me apresure a revisar los
silenciadores, aun los traía puestos, al quitármelos escuche con alivio la
brisa pasar, quise suspirar pero al intentarlo tosí y cuando lo hice sangre,
pero no en abundancia como en mi sueño, así supe que tenía que regresar a casa
lo antes posible... antes de que fuera demasiado tarde.
El camino de regreso me pareció mucho más lejano que el de ida,
para ser sincera no recuerdo bien como regrese, hubo un tiempo en el que no
podía ver bien, el sudor nublaba mi vista y limpiarlo solo hacía que mis ojos
ardieran mas cada vez, yo solo sé que seguí caminando y caminando hasta que
alguien más me encontró, me tomo en brazos y me llevo...
-¡Miren chicos! está despertando- Escuche
decir a alguien antes de que se produjera movimiento en la habitación.
-¿Marcos?- fueron las palabras que
escaparon de mi boca antes de toser.
-No hables ahora, solo descansa- Me
contesto mientras tomaba mi mano, lo apreté suavemente y me dispuse a dormir
nuevamente.
La cabeza me dolía, sentía como punzadas
desde dentro, todo me daba vueltas y el solo hecho de pensar en hablar me hacía
tocer, recobre medianamente la compostura y abrí los ojos, pero todo me daba
vueltas y los cerre de nuevo.
-Come- Alguien me dijo me dijo e hice mi
mejor esfuerzo por hacerlo, aunque lo que fuera que estaba comiendo sabía a
rayos...
Habría pasado algún tiempo, realmente me
sentía mejor, abrí los ojos y distinguí a Edi platicando con Grandulón, sonreí
levemente, de alguna forma había llegado, estaría segura ahora, logre percibir
que estaba acostada sobre las piernas de Marc así que me acurruque y volví a
dormir.
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