Once había insistido
en quedarse a solas conmigo para conversar, lo cual era inútil porque le
contaría todo a Henry, aislamos el sonido de la habitación y comenzamos.
-¿Qué número
eres?- me pregunto sentado en la cama, mientras yo estaba recargada en la pared
frente a él.
-catorce-
conteste con fastidio por todo el trabajo requerido para tener esta
conversación.
-Muy bien
¿Qué sabes de los demás?- me pregunto como si estuviera en un interrogatorio.
-Recién me
entere que existen, no sé nada- conteste
con el tono de que aquello era obvio.
-Está bien, entonces
somos nosotros dos y suponiendo que derrotaron al del sur faltan doce- concluyo
él en voz alta.
-No, solo
son once- lo corregí y él frunció el seño.
-¿asesinaron
a otro?- me pregunto confundido. Yo lo pensé por un minuto, un encendedor era
de Henry, pero él no era un ocaso, eso era imposible ¿Cuál podría ser su don?
Lo único que lo hacía diferente era... que él es sordo... por lo tanto.... él
no podía escucharme... lo que lo hacía inmune a mi don.
-¿Es Henry?-
pregunto William atónito, supuse que lo había adivinado por mi mirada ausente.
-Yo no lo
sabía- le asegure, entonces abrí la puerta, le hice seña de pasar a Henry y de
salir a Once. Cerré la puerta aunque nosotros no necesitábamos hablar para
comunicarnos, usamos lenguaje de manos en esta conversación.
'-¿Sabías
que eras uno de nosotros?-' Le pregunte en forma de reclamo.
'-¿Qué?, no
¿De qué hablas?-' me pregunto confundido.
'-¿Recuerdas
el día que nos raptaron? nos dieron dos mochilas y dos encendedores, era uno
para cada ocaso-' le explique, Henry bacilo, de cierta forma eso tenía sentido,
después de todo él también había recibido algunas de las lecciones que yo y
había entrenado distintas artes también, aunque yo había asumido que el general
había hecho aquello para darme una familia, un compañero, un hermano.
'-¿Cuál
crees que sea tu don?-' le pregunte curiosa.
'-no lo sé-'
me contesto aun confuso.
'-Creo que
este es tu don-' le comente sonriendo '-no escucharme es tu don-' le asegure.
Él se irguió
con aquella idea en la mente, pude ver en sus ojos como toda su vida cambiaba
en un solo momento, desde hoy no sería un hombre común pues ahora sabía que él
es un ocaso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario