- ¿Corrió al bosque? - pregunto Edi incrédulo, retomando su tono y
postura habitual - ¡pero qué susto me diste! - exclamo soltando mis manos -
Grandulón siempre hace eso, cuando se estresa o se enoja o lo que sea, volverá
cuando se sienta mejor, o hay de qué preocuparse- y con sus palabras el ambiente
se relajo del todo.
- ¡Ho! me alegra mucho que sea así - Comente aliviada y Edi se rió.
- sabes él está acostumbrado a estar solo, creo que estar
acompañado a veces lo abruma un poco y entonces escapa, la primera vez que se
fue creí que no lo volvería a ver jamás y en realidad paso mucho tiempo para
que nos viéramos, yo me fui de aquella cabaña y mucho después cuando regrese
por nostalgia él estaba allí, esperándome, no te imaginas la alegría que sentí
al verlo, pero así somos, el escapa al bosque y yo a la ciudad - me conto
despreocupado y nuevamente acomodado en la banca.
Sonreí, Leo y Vincent ya habían entrado en la habitación,
platicaban y comían en la mesa y la única que había puesto atención al último
comentario de Edi fui yo.
Grandulón y Edi me recordaban mucho a Marc y a Mí, por eso había
pensado que habían crecido juntos, cene y me dormí en habitación de Grandulón,
estaba decidida a buscar a Mar ¿por qué no había vuelto aun?
Al día siguiente me despedí, todos se aseguraron de que tomara el
camino correcto y pronto los perdí de vista, cuando finalmente llegue a la
ciudad me di cuenta que no había inventado un personaje, no tenía dinero, mi
ropa estaba sucia y gastada, supuse que lucía como una mendiga, así que decidí
serlo, al caer la noche me escondí en un callejón asegurándome de nadie me
viera entrar, desde luego que no dormí, mire la luna y las estrellas toda la
noche, al día siguiente pasaría por el hotel donde me había hospedado con
William y Marc, era lo único que se me ocurría...
Amanecí con hambre, pedí limosna con poco éxito, no estaba
acostumbrada a causar lastima, no era mi fuerte, así que al final solo tome la
comida y corrí, corrí tan rápido que no supe si intentaron seguirme o no, luego
me escondí para comer, lamí la bolsa hasta que no quedo una sola miga y cuando
lo creí seguro salí y me dirigí al hotel, con el aspecto que llevaba no me
sería fácil entrar, al menos no legalmente, espere la noche y entre a puntillas
a la habitación que había sido de Marc, estaba vacía, como cualquier otra
habitación de hotel, de la presencia de Marc ya no quedaba ni rastro.
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