martes, 16 de septiembre de 2014

Ladrón

William abrió la puerta, Brad y yo volteamos a verlo. Él empujo a aquel niño que me había comprado el reloj dentro de la habitación y cerró la puerta, Brad se descubrió los oídos y el niño nos miro de frente.

-Es Ocho- anuncio William recargándose sobre la puerta -te dio dinero falso- afirmó mientras Ocho extendía el reloj hacia mí.
-Descuida, no es de oro, quédatelo- le pedí.
-¿Como que no es de oro? ¡Es de oro!- Me reiteró.
-No, no lo es- le dije negando con la cabeza y una sonrisa en el rostro. El pequeño volteo a ver a William para que lo apoyara.
-Es de oro, ya lo comprobó- Me aseguro William acercándose, haciendo a un lado los libros y sentándose sobre la mesa.
-¿Por qué me darían un reloj de oro a un precio tan ridículo?- Le pregunte a William y él se sonrío.
-Dicen que es un reloj maldito, digamos que tiene su propia historia- comento William.
-Una mejor que la que me contase- aseguró Ocho.
-Bueno, en todo caso quédatelo igual- dije restándole sentido. pero el continuo extendiéndolo hacia mí.
-El hechizo se rompe cuando él ladrón lo regresa al dueño original pero está muerto sabes, mejor quédatelo tú- me lo pidió ansioso así que acepte.
-Bien- Dije tomando el reloj y lo guarde en la bolsa de mi pantalón.
-¿Has conocido a otros?- Le pregunto Brad.
-Solo a Grandulón, todo aquel escándalo que se armo al sur fue para distraer a los soldados de mí, él debe haber huido a las montañas nuevamente, no he ido a buscarlo aun porque no quiero llamar la atención hacia él- comento mirando a William.
-pero ahora que yo sé donde se ubica nos acompañará a conocerlo- anuncio William triunfante.

-'¡Siempre tan persuasivo'!- pensé para William.

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