jueves, 26 de junio de 2014

La revelación

Once había insistido en quedarse a solas conmigo para conversar, lo cual era inútil porque le contaría todo a Henry, aislamos el sonido de la habitación y comenzamos.

-¿Qué número eres?- me pregunto sentado en la cama, mientras yo estaba recargada en la pared frente a él.
-catorce- conteste con fastidio por todo el trabajo requerido para tener esta conversación.
-Muy bien ¿Qué sabes de los demás?- me pregunto como si estuviera en un interrogatorio.
-Recién me entere que existen, no sé nada-  conteste con el tono de que aquello era obvio.
-Está bien, entonces somos nosotros dos y suponiendo que derrotaron al del sur faltan doce- concluyo él en voz alta.
-No, solo son once- lo corregí y él frunció el seño.
-¿asesinaron a otro?- me pregunto confundido. Yo lo pensé por un minuto, un encendedor era de Henry, pero él no era un ocaso, eso era imposible ¿Cuál podría ser su don? Lo único que lo hacía diferente era... que él es sordo... por lo tanto.... él no podía escucharme... lo que lo hacía inmune a mi don.
-¿Es Henry?- pregunto William atónito, supuse que lo había adivinado por mi mirada ausente.
-Yo no lo sabía- le asegure, entonces abrí la puerta, le hice seña de pasar a Henry y de salir a Once. Cerré la puerta aunque nosotros no necesitábamos hablar para comunicarnos, usamos lenguaje de manos en esta conversación.
'-¿Sabías que eras uno de nosotros?-' Le pregunte en forma de reclamo.
'-¿Qué?, no ¿De qué hablas?-' me pregunto confundido.
'-¿Recuerdas el día que nos raptaron? nos dieron dos mochilas y dos encendedores, era uno para cada ocaso-' le explique, Henry bacilo, de cierta forma eso tenía sentido, después de todo él también había recibido algunas de las lecciones que yo y había entrenado distintas artes también, aunque yo había asumido que el general había hecho aquello para darme una familia, un compañero, un hermano.
'-¿Cuál crees que sea tu don?-' le pregunte curiosa.
'-no lo sé-' me contesto aun confuso.
'-Creo que este es tu don-' le comente sonriendo '-no escucharme es tu don-' le asegure.


Él se irguió con aquella idea en la mente, pude ver en sus ojos como toda su vida cambiaba en un solo momento, desde hoy no sería un hombre común pues ahora sabía que él es un ocaso.

lunes, 23 de junio de 2014

El hombre en la cantina

Cuando amaneció pensé que sería un día como cualquier otro, fui a trabar a la cantina y ahí me encontró...

-María de Correnche- voltee  a ver al hombre que se sentaba en la mesa que limpiaba.
-¿Que le sirvo?- pregunte sin reconocerlo, era un hombre alto y robusto.
-Me gustaría invitarte a salir- Dijo extendiendo una hoja blanca y perfectamente lisa en la mesa, yo mire la hoja y luego lo mire a él antes de responder.
-Salgo en media hora- le dije regresando a la barra, pedí un whisky y lo deje en su mesa para que me esperara, después de esa media hora él pago su cuenta y me espero afuera, al verme salir comenzó a caminar y yo lo seguí, él entro a la habitación de un hotel, yo me cercioré de que nadie observara y entre tras él.

Él tomó la hoja de papel, la puso sobre una mesa y comenzó a escribir en ella.

'-Te he buscado durante mucho tiempo, soy Once-' fue la primer línea que escribió.
'-¿Como me encontraste?-' le escribí yo y él saco de su bolsillo un encendedor, aquel era él encendedor que venía en la mochila, yo maldije para mis adentros, María de Correnche lo había dejado tiempo atrás, en un callejón junto a un hombre que había asesinado.
'-Estoy buscando al resto de nosotros, eres la primera a la que encuentro-' escribió él mientras yo recordaba aquello.
'-¿Desde cuándo sabes que hay más?-' le pregunte, él se sonrió y comenzó a sacar uno a uno los encendedores, había quince encendedores en la mesa.
'-Aun no sé cómo, pero se enteraron de que no hemos muerto y han comenzado a casarnos-' me escribió mientras yo seguía anonadada con los encendedores.
'-¿Escuchaste lo del ocaso al sur?-' le pregunte volviendo a nuestra conversación.
'-Si, así fue como te encontré, María de Correnche buscando a Lilia, volviste de la nada-' me escribió satisfecho...

Lo pensé un poco, la hoja de papel en blanco perfectamente lisa era una carta del general, él nunca escribía nada, pero cuando me solía enviar una carta eso era lo que recibía.

'-¿Hace cuanto que recibiste esta carta?-' le pregunte dudosa, esa carta era la razón por la que había aceptado acompañarlo, esperaba que me tuviera información del general.
'-Esta es la nota que recibí la noche de la fiesta, estaba en mi carruaje-' me extraño leer aquello, conmigo había sido muy distinto.
'-¿Y el encendedor?-' le pregunte intentando atar los cabos sueltos.
'-También estaba en el carruaje, dentro de una mochila-' me aseguro, al menos eso había sido igual.
-¿Que hacemos ahora?- Le pregunte pensando en los soldados.
'-Debemos encontrar al resto, partiremos ahora-' escribió y se aseguro de que lo hubiese leído antes de tomar la hoja y quemarla.

Entonces salimos de la habitación, yo sabía que no tenía mucho tiempo, necesitaba encontrar rápidamente la forma de comunicarme con Lilia sin alertar a Once, él fue a pagar su cuenta antes de irnos y para mi alivio en la recepción me encontró Henry, entonces yo lo bese y lo abrace. Henry, uno de los personajes de Marc, era el esposo de María, María lo había abandonado después del asesinato.

Once vio a Henry con asombro, yo los presente y le dije a Once con la mirada que Henry venia con nosotros. Entramos al coche, Once conducía y yo era él copiloto, María nunca había sido el tipo de mujer que avisa o pide permiso, así que no me despedí de Poncho ni nadie, un día había llegado a sus vidas y un día me había ido... típico en María.

Anduvimos en silencio algún tiempo, hasta que Once se animo a hablar.
-Así que.. Has buscado por mucho tiempo a María ¿no?- Cuando Henry lo vio preguntar por el retrovisor se acerco a nosotros.
-Es una mujer inolvidable- dijo Henry mientras posaba su mano sobre mi hombro.
-Seguro que ya no te acurdas de mi Henry- comento Once conduciendo despreocupadamente.
-Para ser sincero si te recuerdo ¿Walas?- preguntó Henry.
-William- aclaro Once.
-¡William! claro- recordó Henry.

Entonces todo llegó a mi mente, Henry me había contado de William en aquel entonces, un hombre extraño que le había dicho que era mi hermano, que me había dejado de ver cuando éramos niños y me estaba buscando.

-La encontré antes que tú- comento William con una sonrisa en los labios.
-Su nombre se corrió por todas partes, me hubiera extrañado que no la encontraras- le contesto Henry.

Entonces supe que William ya me había pisado los talones una vez...